miércoles, 13 de julio de 2022

LUGARES CON HISTORIA: EL CANTO DEL CISNE. DUPONT ESPADA EN MANO SEGUIDO DE SUS HOMBRES, SE LANZÓ AL ATAQUE.

 

Al mediodía del 19 de julio, Dupont intenta un último ataque a la desesperada comprometiendo lo mejor de su ejército, 400 Marinos de la Guardia, que había quedado en la retaguardia ante un posible avistamiento de la vanguardia de Castaños.

Al grito de ¡Viva el Emperador! se lanza hacia la línea española. En esta ocasión la 3ª Legión de Reserva, que tan funesto papel había hecho apenas una hora antes, intenta desquitarse y se comporta bravamente. Ellos mismos rechazan a tiro limpio el contraataque de la caballería española. La infantería francesa llegan a estar cerca de los españoles, pero de nuevo un nutrido fuego cruzado  y  las  descargas  de  metralla  de  las  piezas  artilleras  frenan  el  ataque francés. El propio Dupont es herido en una cadera y se tambalea en su caballo. Cunde de nuevo el desánimo y lo que queda de la fuerza francesa se diluye al amparo de los olivares dejando solos a los oficiales que intentan conservar el orden. Mucho han escrito los franceses del épico comportamiento del batallón de marinos pero las investigaciones realizadas por D. Francisco Vela Santiago donde se  estable  la  diferencia  entre  el  número  de  marinos  iniciales  y  los  hechos prisioneros hacen que se desvanezca esta leyenda. Eran las doce y media del mediodía y a Dupont ya no le quedaban reservas. Por si fuera poco se escuchan dos cañonazos por la zona del Rumblar, era la división española de reserva al mando de de la Peña. A la par se acercaron efectivos de la división de montaña del coronel Mourgeón. Todo había acabado.

El calor se había convertido en el auténtico protagonista, se superaban los 40 grados y ante el fracaso de este último intento, la tropa francesa se dispersa buscando agua para saciar la sed. De ahí, que la tradición popular diga que muchos de estos soldados se lanzaran a la Noria de la Huerta de Don Lázaro, único lugar próximo con agua, con la siguiente frase "Morir aquí y resucitar en París".

Por el contrario, el ejército español se encontraba abastecido con los recursos necesarios gracias al pueblo de Bailén. Una de las principales protagonistas sería nuestra heroína local María Bellido que se lanzó al campo de batalla para dar de beber a los soldados españoles, entre ellos el General Reding.

Dupont solicita a Reding una suspensión de armas y el libre paso de sus tropas a través de Bailén. Cuando Vedel llega a las 5 de la tarde al escenario de batalla, Dupont ya se había rendido.

 

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