El 5 de este mes de febrero se cumplían 210 años de la
invasión de Málaga por parte de las tropas francesas. Los malagueños se
enfrentarían a los invasores franceses el 5 de febrero de 1810, cuando soldados
franceses y lanceros polacos bajan por el Camino de Antequera y se enfrentan a
las fuerzas malagueñas en Teatinos, muy cerca de la actual residencia militar
Castañón de Mena.
La resistencia española es casi simbólica, hasta el
punto de que el general Abelló, la autoridad militar de Málaga, huye con 40 de
los suyos "viéndose perseguido por dos lanceros", como recuerda el
doctor José Mendoza en el diario que escribió durante la ocupación. Los
franceses, salvado este obstáculo, entrarían en Málaga además de por el Camino
de Antequera, por el Perchel y el entonces barrio de Santo Domingo, saqueando
la ciudad con ´intensidad´, asesinando y violando. A medianoche, el general
Sebastiani, un corso al frente de las fuerzas invasoras, dio la orden de cese
de estos saqueos pero no todos los soldados le obedecieron. En estos combates murió
defendiendo la ciudad Juan José del Castillo, abuelo de Antonio Cánovas del
Castillo.
La infantería acampó en la Alameda, la plaza Mayor
(hoy plaza de la Constitución), la ´plazuela de la Merced´ y otros puntos de la
ciudad. Algunos malagueños ´enemigos de Francia´ fueron colgados de los
balcones de las casas capitulares, el Ayuntamiento de la época, en la plaza
Mayor. Uno de los presos, por cierto, pudo escapar y perderse entre las
callejuelas, justo en el momento en que iba a ser colgado.
Durante los 30 meses de dominación francesa, la ciudad
tuvo que costear con impuestos todos los (millonarios) gastos de los invasores,
además de los caprichos de los principales responsables. Por otro lado, los
oficiales, sargentos y cabos se alojaron en casas de particulares, mientras en
Málaga surgía una ´fugaz´ clase social con gran peso durante la ocupación: los
afrancesados. Málaga se dividió entre quienes apoyaban a Napoleón, apodados
´los negros´ y quienes defendían a las fuerzas nacionales, llamados ´los
blancos´. Como dato curioso, también se hablaba entonces del ´caballo blanco´,
un guiño antifrancés, en recuerdo del caballo de este color que las autoridades
regalaron al general Reding,
´Tío Pepe´. Los afrancesados fueron quienes más se
alegraron de la visita de ´Tío Pepe´, como llama el doctor malagueño al hermano
de Napoleón, José I. Se colocaron arcos triunfales en Puerta del Mar y junto a
Zamarrilla y Puerta Nueva se entoldó (la ´calle Larios´ de la época), aunque al
entrar el rey en Málaga le vitoreó su comitiva y los charranes, "más no la
gente del pueblo, que calló y abrió la boca sólo para maldecirle e
injuriarle".
En los cerca de diez días que estuvo en Málaga, José I asistió a misa a la
Catedral, recibió a las autoridades y a sus mujeres, ofreció una corrida de
toros en la plaza Mayor y dejó claro que quería ser el rey de los españoles:
"Dijo, como acalorado y levantando la voz, que él no era francés ni podría
haber felicidad en España mientras estuviesen dentro las tropas
francesas", recuerda el diario.
De hecho, cuando una noche bajó a pasear a la Alameda,
después de prometer a la ciudad la construcción de un faro a su costa, un
francés se le acercó para pedirle acomodo, por tener muchos hijos. "Pues
vaya usted a su tierra que le acomoden", respondió el monarca, y siguió su
paseo.
Otro evento francés se celebró con gran pompa en la
ciudad: el nacimiento de Napoleón II, proclamado rey de Roma. Málaga tuvo que
costear la celebración con tres toros de cuerda, comida, baile de gitanas en la
Alameda y dos cucañas con gallinas y conejos colgados.
En esos meses de la ´Málaga francesa´, las fuerzas de ocupación se centraron en
reforzar las defensas de Gibralfaro y realmente, la única huella ´francesa´,
aparte de los impuestos forzosos, fue la instalación de una logia masónica en
un convento de Málaga "en la Aurora o Catalinas".
El médico José Mendoza cuenta que "fue tal el
horror que a este establecimiento provocó a algunos, que ni aún pasaban por las
calles inmediatas a este edificio".
La campaña y fracaso militar en Rusia (el famoso ´general invierno´) aceleró el
declive francés en la Península Ibérica. Desde septiembre de 1811, el general
Ballesteros va dominando la Serranía y logra tomar una Málaga hambrienta el 27
de agosto de 1814, tras la marcha de los franceses. Antes de irse, volaron dos
torreones de Gibralfaro y reclamaron, 600.000 reales a la municipalidad. Esta
vez no hubo dinero para un ´Napoleón en retirada´.
Imágenes de la recreación del Bicentenario de Málaga 1810-2010. Asociación Teodoro Reding.
FUENTE:https://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2008/04/06/napoleon-invade-guerra-independencia-malaga/171117.html