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2ª Fase (2 al 18 de junio)
La columna
francesa prosiguió el avance los días 4 y 5 de junio con intención de entrar en
Córdoba e ignorando que los españoles habían bloqueado el paso de Despeñaperros a su espalda.
Mientras tanto, la Junta de Sevilla, enterada de que los franceses habían
atravesado Sierra Morena, decidió atender la defensa de Córdoba. Un ambiente de intensa exaltación patriótica se
apoderó entonces de los cordobeses, que ante la eventualidad de un posible
ataque francés hacen preparativos
militares con los que se improvisa en ocho días un ejército llamado “Vanguardia de Andalucía”.
Al mando estaba
el Teniente Coronel D. Pedro Agustín de
Echevarri, vasco destinado en Andalucía por aquel entonces para hacer
frente a los bandoleros. Este veterano militar, con gran arraigo en Córdoba por
haber sido el organizador de la resistencia desde los primeros momentos, llegó a reunir más de 15 mil voluntarios,
3.000 soldados y 12 cañones e intentó rechazar al ejército del General Dupont, quien después de
saquear Andújar el día 2 de junio, se
dirige hacia Córdoba con un ejército compuesto por 7.500 infantes, 3.000
caballos y 24 piezas de artillería. Ambos ejércitos se encuentran el día 7 de junio en Alcolea, donde se produce
la conocida como Batalla del Puente de
Alcolea. El ejército de Echevarri rechaza en primera instancia a los
franceses, aunque estos rápidamente se hacen con la batalla debido a su
superioridad numérica y material.
EL SAQUEO DE CÓRDOBA
Tras el
enfrentamiento, el general Dupont entra en la capital por Puerta Nueva, aquella que desde su
construcción en 1570 había servido para solemnizar las llegadas de reyes y
príncipes a la urbe, y se dedica a saquearla durante nueve días. Parece ser
que el saqueo tuvo como excusa, un tiro fallido que el juez de paz de la Santa Hermandad
Pedro Moreno, vecino de la calle del Pozo, realizó desde el tejado
de su casa. El magistrado apuntó a Dupont cuando lo vio pasar. Disparó varias
veces, pero sólo consiguió matar al caballo. Según el relato de Miguel Ángel Ortí Belmonte, en su
monográfico Córdoba durante la guerra
de la Independencia, publicado en 1924, "la casa de Moreno
fue tomada por asalto, después de una heroica lucha en la que murieron varios
de sus asaltantes. El juez, su mujer, su hija y todos los habitantes de la casa
fueron acuchillados, salvándose sólo una nieta de corta edad que un soldado
sacó enganchada por la ropa en la bayoneta". Dupont, sin contener un ápice su ira, ordenó que se tocase a rebato y que no se respetase ni a los
ancianos, ni a las mujeres ni a los niños. Comenzó el saqueo de Córdoba, en el que durante tres días de desafuero y
descontrol no quedó casa sin ultrajar ni mujer sin violar, según los
testimonios del suceso.Córdoba se había
convertido en un grabado de Goya antes de que el pintor aragonés viera con sus
propios ojos los horrores de la guerra.La trascendencia de la toma y el saqueo de Córdoba radican en dos hechos.
Uno: La
batalla de Alcolea fue la primera acción armada importante tras el Dos de Mayo
y dejó clara la voluntad de resistencia de los españoles.
Dos: La
violencia a la que es sometida la indefensa ciudad deja nítidas las intenciones
gabachas. En muchos lugares se había declarado la guerra a Francia
desobedeciendo a la Junta
de Gobierno dejada por Fernando VII, la cual animaba a la gente a someterse y
aceptar la nueva situación, pero en cuanto se difundieron las noticias del
saqueo, la guerra se generalizó y las autoridades españolas que siguieron al
lado de los franceses ya solo lo hicieron por miedo o interés.
Córdoba no tuvo nombres propios para la
memoria de la sublevación contra Napoleón en 1808, pero la ciudad, colectivamente,
sí representa un momento decisivo en aquella crisis nacional: su toma y saqueo
entre el 7 y el 17 de junio de 1808. Dupont permaneció en Córdoba hasta el
día 16 de junio. En vista de las noticias inquietantes que fue recibiendo sobre
el volumen el alzamiento español, ese mismo día inició su retirada sobre
Andújar para buscar protección entre los ríos Guadalquivir y Jándula. Dos días
más tarde llegó a Andújar, donde encontró que los paisanos armados habían dado
muerte al destacamento de retaguardia allí dejado, igual que hicieron con el
destacamento francés dejado para custodiar el puente sobre el Guadalquivir los
lugareños del pueblo de Montoro con su alcalde al frente.