martes, 5 de diciembre de 2023
CON LA VICTORIA DE SOMOSIERRA, NAPOLEÓN LLEGA A CHAMARTÍN
La batalla
de Somosierra fue un enfrentamiento entre las tropas españolas al
mando del general español Benito de San Juan y las fuerzas francesas
del Grand Armée bajo el mando directo de Napoleón durante
la Guerra de la Independencia española. La batalla tuvo lugar el 30
de noviembre de 1808 en el puerto de Somosierra, en la
sierra de Somosierra.
A pesar de que el general San Juan había
escogido una posición defensiva extremadamente fuerte, la batalla resultó en
una impresionante y totalmente inesperada victoria francesa, gracias
completamente a la caballería polaca al servicio de Napoleón que realizó una
carga sorpresiva contra un punto débil de las líneas españolas.
La jornada avanzaba, eran las 11 de la mañana y al
levantar la niebla Napoleón constató lo difícil y costoso que estaba
resultando el ataque. Como era típico en él, ordenó otro ataque frontal, en
este caso una carga a la compañía de Cazadores a Caballo que lo acompañaba como
escolta. Esta carga fue deshecha por la artillería española a poco de comenzar,
con grandes pérdidas. Es entonces que al parecer se recurrió al Tercer
Escuadrón del Regimiento de Caballería Ligera Polaca de la División de
Caballería de Lasalle, ese día de servicio junto al emperador.
Eran 150 jinetes liderados por Jan Kozietulski,
que recibieron la orden de tomar a toda costa las posiciones fortificadas de
artillería española. Napoleón dio la orden a pesar del distinto parecer de
sus asesores, que juzgaban imposible tomar la posición con una carga directa.
Los polacos, deseosos de demostrar su valía ante el emperador, se lanzaron a la
carga a través del puente, y después por un camino ascendente de fuerte
pendiente. A pesar de la pérdida de dos tercios de los jinetes, éstos
consiguieron que los españoles perdieran su posición defensiva y los obligaron
a retirarse del paso con ayuda de la División de Dragones de La Houssaye, que
cargó en apoyo de los polacos.
Como resultado de la batalla, la villa de Madrid quedó
totalmente abierta e indefensa al avance francés. y cuando Napoleón llegó a la ciudad el 1 de diciembre, comenzó a negociar
su rendición con la junta pero pronto perdió la paciencia e inició un breve
pero intenso bombardeo de la ciudad tras lo cual la junta se rindió
incondicionalmente el día 4 de diciembre de 1808. Madrid entregaría 2.500
soldados regulares y 20.000 milicias y guerrilleros que
fueron posteriormente desarmados y desbandados.
IMÁGENES DE LA RECREACIÓN DE SOMOSIERRA
EN 2023
FUENTE IMÁGENES DE LA RECREACIÓN: ABC 3/12/2023
lunes, 6 de noviembre de 2023
JORNADAS EUROPEAS "PATRIMONIO VIVO". VISITA A LOS ENCLAVES HISTÓRICOS DE LA BATALLA DE BAILÉN
sábado, 4 de noviembre de 2023
JUNIO DE 1808. EL ALCALDE DE ANDÚJAR CUMPLE LA PALABRA DADA AL GENERAL FRANCES CHABERT
Muchos protagonistas y testigos nos dejaron
testimonio en sus escritos y memorias y, en especial, destacan los de los
propios franceses que no esconden el comportamiento vergonzoso del Ejército
francés en España y la reacción del pueblo español, ofendido y exacerbado por
los sistemáticos saqueos, destrucción, asesinatos y violaciones.
En 1808 el general Theodore Chabert comandaba la 2ª brigada de la división del general Barbou que formaba parte del Cuerpo de Ejército bajo el mando del general Dupont. Las tropas de la Brigada Chabert estaban compuestas por: 4.325 hombres y 60 caballos. 4º legión de reserva 2.458 soldados. Comandante: Mayor Teulet 4º Regto. Suizo 602 efectivos. Coronel Freuler. Chabert fue uno de los tres oficiales que negoció y firmó la capitulación de las tropas francesas tras su derrota en Bailen (1808). Esta circunstancia afectaría su carrera futura. Antes de estos hechos, según nos relata él mismo en sus Memorias, estaba acuartelado en la ciudad de Andújar cuando recibió orden de llevar sus tropas a la ciudad de Córdoba.
Chabert,
no pudiendo trasladarlas consigo, confió la vida y seguridad de su esposa y su
joven cuñada, junto con sus efectos personales, al alcalde, con quien
estaba en buena relación aunque no ocultaba su apoyo a los
insurgentes. El alcalde dio su palabra de hacer cuanto estuviera en su
mano para proteger las personas y bienes a él confiados.
La
guerrilla se asombró de la unánime reacción y en vista del poco éxito afirmaron
conformarse con las dos jóvenes francesas y los efectos del general Chabert. No
se amilanó el alcalde ante esta nueva exigencia, al contrario, envió a las
señoras y el equipaje del general a la cárcel de Andújar y
allí se encerró dispuesto a defender con su vida la palabra dada. La guerrilla,
admirando la resolución del alcalde, decidió que no merecía la pena y
abandonó la ciudad cuando tuvieron noticias de la vuelta de las tropas
francesas. Días después llegó el general Chabert con su brigada y, al devolver
las vidas y bienes a él confiados dijo el alcalde a Chabert.
«He mantenido mi palabra. Dejo en sus manos el encargo que juré cumplir. Pero mis compatriotas han empuñado las armas en favor de su independencia. Puede verlos en esos cerros - se refería a los Visos de Andújar-. Ya sabe a quien me debo. Si caigo en sus manos recuerde lo que he hecho por usted». Y añadió Chabert a continuación: «Tal era, casi por lo general, la manera de ser de los españoles».
Fuente: El Debate. Fernando Prado
domingo, 29 de octubre de 2023
MIEMBROS DEL REGIMIENTO DE LA REYNA PARTICIPAN EN LA RECREACIÓN HISTÓRICA DE LA BATALLA LA SORPRESA DE ARROYOMOLINOS
Arroyomolinos, un pequeño pueblo situado en la sierra de
Montánchez, muy cerca de las dos principales vías de comunicación del oeste
español, la Ruta de la Plata (Gijón-Sevilla) y la ruta que une las dos
capitales peninsulares (Madrid-Lisboa), y 50 kilómetros equidistante de
Cáceres, Trujillo, Mérida, Don Benito y Villanueva de la Serena, se convirtió
en el escenario de operaciones en el que se libró la batalla conocida como
“Sorpresa de Arroyomolinos”. Ésta tuvo lugar en la mañana del 28 de octubre de
1811 entre los ejércitos aliados (ejército hispano-anglo-portugués) de Lord
Arthur Wellesley, duque de Wellington, al mando del General Rowland Hill y el
General Español D. Pedro Girón, y las tropas napoleónicas del Mariscal Soult,
mandadas por el General Jean-Baptiste Girard. Las tropas aliadas lograron un
triunfo tan glorioso como decisivo sobre una de las divisiones más lúcidas del
ejército francés de Andalucía.
viernes, 13 de octubre de 2023
TAL DÍA COMO HOY EN 1815 FUSILARON A MURAT, CUÑADO DE NAPOLEÓN, QUIEN FUERA REY DE NÁPOLES
Murat se ganó una triste fama por la brutalidad que empleaba en el
campo de batalla. Popularizó la cita "le
combate cesse faut de combattants" (el combate se acaba por falta
de combatientes). Pero allí donde consagraría su pésima fama seria en Madrid, durante los hechos del 2 de mayo de
1808. Mientras los Borbones
hispánicos Carlos IV y Fernando VII negociaban la venta de la corona española a
Napoleón; las clases más
reaccionarías de la corte española urdieron un levantamiento que tenía el
objetivo de impedir aquella transacción y blindar el régimen absolutista.
Murat, máxima autoridad militar francesa en Madrid, reprimió aquel
motín con docenas de detenciones y fusilamientos.
El día de su fusilamiento marchó hacia el lugar de la ejecución vistiendo su uniforme de Mariscal de Francia. No aceptó la silla que le ofrecieron y tampoco consintió que le vendaran los ojos, diciendo: J'ai bravé la mort trop souvent pour la craindre. (He desafiado a la muerte en demasiadas ocasiones como para tenerle miedo). Se mantuvo firme, orgulloso y arrogante, aunque cortés incluso con los soldados del pelotón. Cuando estuvo preparado, besó un cristal de cuarzo anaranjado, que tenía el rostro de su esposa grabado, y exclamó: Sauvez ma face, visez à mon cœur... Feu! (Respetad mi rostro, apuntad al corazón... ¡Fuego!). Su cuerpo nunca ha sido encontrado. Después de su fusilamiento, los Borbones recuperaron la corona, y los capodifamiglia de la camorra se volvieron a sentar en los consejos de ministros napolitanos. Actualmente se cree que los restos de este personaje, que murió con sus mejores galas por petición propia, se encuentran enterrados en una fosa común bajo la Iglesia de San Jorge Pizzo aunque diversas fuentes lo ubican en otros rincones como Pére Lachaise en París, donde se encuentra una tumba en su memoria.