La batalla napoleónica se iniciaba con un concentrado
y violento fuego de artillería. A continuación, intervenía la infantería
ligera, que al ser buenos tiradores hostigaban a las cerradas formaciones
enemigas. Luego atacaba la caballería, acompañada de la artillería a caballo,
que intentaba fijar a la infantería de línea en cuadros defensivos, ya que así
perdía potencia de fuego y ofrecía mejor blanco a la artillería.
Al final se atacaba a la bayoneta por parte de la infantería de
línea lo que rompía el frente. Marchaban con el arma al brazo a llegar muy cerca de los enemigos y en ese momento
se cambiaba a paso de carga que
consistía en llevar la bayoneta calada e ir llenado los huecos de las bajas con
las unidades que marchaban detrás.
Cuando había
síntomas de debilidad en el despliegue enemigo entraban en juego los Granaderos
o la caballería pesada, que no sólo destrozaban la formación enemiga sino que
acometían con gran fuerza tratando de sembrar el pánico y la retirada en
desbandada.
Por último la caballería disponible explotaba el éxito. En la
retaguardia de este avance se colocaban los músicos que con la interpretación
de marchas guerreras elevaban la moral de la tropa y marcaban el ritmo de
avance a pesar del fuego enemigo y de las bajas que la artillería, sobre todo,
iba produciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario