Durante los días 13 al 15 de este mes de marzo se iba a celebrar la I Recreación de los sitios de Badajoz en honor del General Menacho, pero la Pandemia de Coronavirus que padecemos en nuestra Patria, no lo ha permitido. Todo el gran trabajo realizado por los organizadores ha quedado en suspenso.
Esperemos que cuando pase el Estado de Alarma que hay decretado en estos momentos y todo vuelva a la normalidad, se pueda llevar a cabo esta I Recreación.
Paso a continuación a contar la historia de estos sitios que se dieron entre 1811 y 1812. En el primero de ellos, el General Menacho perdió la vida y pocos días después la ciudad caía en manos de los franceses.
Primer sitio de Badajoz,
enero-marzo 1811
Fue el 11 de febrero de 1810 cuando Badajoz vio
llegar por primera vez a los franceses pidiendo su rendición. Menacho consiguió
en la madrugada de esa noche atravesar la línea francesa que circundaba Badajoz
y entrar en la ciudad, tras lo cual los franceses se marcharon al no tener
medios para sostener un asedio.
Los franceses fueron ocupando casi todo el
territorio extremeño, hasta que el 26 de enero de 1811 llegan de nuevo sus
fuerzas, esta vez comandadas por el Mariscal Soult, para sitiar Badajoz. Dos
días después comienzan las obras del sitio. Las continuas salidas de fuerzas de
la plaza intentaban desbaratar e impedir las obras que realizaban los
sitiadores.
El 5 de febrero llega el general Mendizábal con
sus hombres para socorrer Badajoz, acampando en Santa Engracia.
El día 11 los franceses toman el fuerte de
Pardaleras por sorpresa, no teniendo más remedio Menacho que ordenar su
destrucción, pero por los caminos cubiertos conseguirán llevar los franceses su
artillería y sobre los escombros disparan contra la cortina de la muralla.
El día 19 fueron derrotadas y dispersadas las
fuerzas de Mendizábal acampadas en Santa Engracia. La situación de Badajoz
empeoraba cada día. Dispuesto a no ceder, Menacho ordenó que se formara una
segunda muralla detrás de los baluartes, cortó todas las bocacalles que daban
salida a la muralla, aspilleró sus casas, desempedró las calles para conseguir
proyectiles. Soult se quejó por el lanzamiento desde los morteros de las
piedras de las calles de Badajoz, por no ser ley de guerra, pero Menacho estaba
dispuesto a defenderse de la manera que podía y quería.
Badajoz resistía con coraje a pesar del bombardeo
intenso al que estaba sometida, pero el 4 de marzo, la brecha abierta en la
cortina de la muralla, entre los baluartes de Santiago y San Juan, junto al
Campo de San Francisco, hacía peligrar la posesión de la ciudad. Sobre el
baluarte de Santiago, Menacho, constante en sostener la plaza que la nación le
había confiado, ordenó que los granaderos de todos los cuerpos de la guarnición
hiciesen una salida para clavar la artillería y destruir las baterías
imperiales, y en el acto de verificarlo, en su puesto en la muralla,
despreciando como valiente el fuego, y animando con su persona la tropa, como
verdadero Jefe, una bala de metralla le penetró el vientre, su cuerpo no
admitió ya más heridas y lo dejó muerto. Perdió la vida antes que la plaza, y
huérfana Badajoz de Menacho, seis días después la rendían a los franceses.
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