jueves, 28 de enero de 2021

ENERO DE 1810...LOS FRANCESES OCUPAN GRANADA.

 

Los franceses ocuparon Granada  un 28 de enero como hoy, pero de hace 211 años . Las tropas de ocupación estaban mandadas por el general Horace Sebastini que se instaló en los Palacios Nazaríes de la Alhambra a todo lujo en la mansión de los duques de Gor. Las primeras medidas que tomó fue la de intervenir los fondos públicos y  ordenar una contribución de cinco millones de reales en cuatro días asfixiando las arcas públicas y privadas.

Sebastini colocó a la guarnición francesa en la Alhambra. Emplazó más de cien cañones apuntando a varias zonas de Granada con el objetivo de estar tranquilo y poder sofocar un hipotético levantamiento a cañonazos. No hay que negar que para su comodidad, hizo algunas reparaciones.

Horace Sebastini fue el responsable de que se profanara la tumba de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, en la Iglesia del Real Monasterio de San Jerónimo en Granada robando su calavera y una copia de su espada. Sus tropas también quemaron 700 banderas.  Los franceses también utilizaron la Alhambra como cárcel. Cuando entró el general Ballesteros en Granada liberó a los presos que  se encontraban en la zona de la Alcazaba. 

Creó un cuerpo de policía y emitió un decreto por el  que suprime las órdenes religiosas. Los conventos del Carmen, Gracia, Santa Cruz la Real, la Merced, la Victoria o San Basilio son convertidos en cuarteles. A mediados de febrero, todo parece bajo control. El 16 de marzo, José I visita Granada. Pero en el entorno rural la rebelión ya había comenzado. En Guadix, Baza y la Alpujarra. La Peza con el "Alcalde Carbonero" resistió heroicamente ante los franceses. El alcalde de Otívar, Juan Fernández, llega a reunir una partida de 500 guerrilleros. La ciudad se militariza ante la amenaza.  

Sebastiani es obligado a abandonar Granada en junio de 1811. Su puesto lo ocupa, primero, el barón de Leval y después el mariscal Jean de Dieu Soult. La situación se hace más tensa, ya que lo primero que ordena tras su llegada es la recaudación de dos millones de reales. Mientras tanto, el ejército de Francisco Ballesteros llega a la Serranía de Ronda en agosto y en 1812 toma Málaga. El general Wellington entra en Madrid en agosto. El 15 de septiembre, Ballesteros ya está en Padul, pero Soult no va a quedarse a esperarlo. Sale de la ciudad y ordena a sus tropas que, antes de dejar Granada, destruyan todas las posiciones militares, entre ellas, la Alhambra. 

Los soldados minaron las construcciones que habían levantado, las que habían hecho suyas y los palacios nazaríes. Mientras los regimientos abandonaban la ciudad, las explosiones conmocionaban al vecindario. Con multitud de edificios, los franceses consiguieron su propósito, no así con la Alhambra. Habían minado las torres y una mecha recorría el perímetro de la muralla. La Torre de la Barba cayó, al igual que parcialmente la de los Siete Suelos y la Torre del Agua y la del Cabo de la Carrera. Mientras la pólvora prendía, un cabo del Cuerpo de Inválidos, José García, que había quedado manco y cojo en Bailén.  adscrito al Cuerpo de Inválidos y que tenía labores de vigilancia, se tiró al suelo y cortó la mecha. El hombre que salvó a la Alhambra tiene como recuerdo una placa de la gesta. 

Pero José García no pudo impedir que los franceses, por orden del ladrón del mariscal Soult, dañaran total o parcialmente la torre del Cabo de la Carrera, de los Agua, de los Siete Suelos,…, diez de las torres del recinto de la Alhambra resultaron afectadas por las explosiones. También destruyeron el Palacio de los Abencerrajes. Sólo dejaron los cimientos. La famosa Puerta de Elvira, en la entrada del barrio del Albaicín, también fue destruida en gran parte.

La destrucción de la Alhambra tenía que haberse producido cuando los franceses abandonaban Granada. Antes habían arrancado puertas, artesanados, vigas, del palacio de Carlos V para hacer fuego. Destruyeron la torre de la Iglesia de San Jerónimo, la iglesia de San Agustín Alto y del Ángel.

Sebastiani fue víctima de la corrupción que José I y otro de los mariscales estaban llevando a cabo. Se dedicaron a robar obras de arte y a hacer toda clase de actividades ilícitas que acabaron salpicando a Sebastiani aunque él siempre renegó de ellas. Pese a lo cual nunca fue bien considerado por Napoleón que además vio con malos ojos que el propio mariscal decidiera pocos meses después de haberla conquistado abandonar Granada poniéndoselo fácil a las tropas españolas para recuperar la ciudad.

 

 


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