domingo, 21 de junio de 2020

EL CAMINO DE DUPONT HASTA LA DERROTA EN BAILÉN. FASE IV (2ª PARTE)

 LA MEMORABLE JORNADA DEL 19 DE JULIO DE 1808


En la madrugada del día 19 de Julio, sobre las 3 horas, el general Reding había ordenado toque de diana para emprender la marcha hacia Andújar, pero Dupont había  tomado ya el camino opuesto. Ambos ejércitos se iban a encontrar literalmente en las afueras de Bailén.
En esa madrugada el general Venegas había adelantado el toque de diana a sus jinetes para hacer un reconocimiento previo a la partida de las dos divisiones acampadas en Bailén. En el puente del Rumblar surge el primer choque entre las vanguardias de ambos ejércitos. Tras unas escaramuzas previas, ambos ejércitos toman  conciencia  de  la  magnitud  del  adversario.  Reding  es  informado  que  la   división Dupont está llegando a Bailén. Dupont evidencia con total sorpresa que tiene enfrente a un potente contingente de tropas españolas.
Reding,  con  gran  acierto  consiguió  desplegar  sus  tropas  a  la  salida  de Bailén,  este  hecho  se  produjo  con  rapidez y  disciplina  y  fue  fundamental.  La cadena de mando funcionó. Aunque con las prisas del momento hubo unidades que se entremezclaron, la disposición de las fuerzas está claro que no se dispuso al azar muy al contrario con gran sentido táctico. La línea española se extendía desde cerro Valentín, afueras de Bailén (muy cerca de la ermita de la Limpiaypura), hasta Haza Valona. Al sector este Reding  envió a varias unidades para una hipotética defensa en el cerro de S. Cristóbal y cerro Del Ahorcado en caso de la llegada de efectivos de la división “Vedel”. Fueron algunas compañías del Rgto. de Irlanda, el Rgto. de la Corona, las milicias de Jaén y Granada, los cazadores de Antequera ,un batallón de voluntarios granadinos y el rgto. de caballería de Montesa.

1º COMBATE: Despliegue inicial y primer ataque español a la vanguardia francesa.
La batalla se va a iniciar dentro de la mayor confusión. Sobre las tres de la madrugada, la vanguardia francesa, mandada por Teulet, llega al Puente del Rumblar. Mientras, el Brigadier Venegas, había tocado diana una hora antes y se preparaba para emprender la marcha. Era noche cerrada y apenas se divisaba por el horizonte. Nadie sabía a quién tenía delante. 
Desorientadas las vanguardias de ambos ejércitos, a oscuras aún, la fuerza de Teulet arrolla a la española y les obliga a replegarse a las estribaciones del Zumacar Chico. Al oír los disparos, el General Reding reunido con sus Generales, situados a la izquierda del Camino Real, ordena a sus unidades que se sitúen donde estaban vivaqueando, Venegas, consigue tiempo para que se organicen y realicen un despliegue ordenado. Desde la loma del Cerro San Valentín hasta el haza Walona, en forma de arco.
 
2º COMBATE: Duelos artilleros con ventaja española. Primer ataque francés contra la artillería y Centro español. Ataque por los flancos.
Con la llegada del grueso del Ejército francés, su general Dupont decide, mientras prepara una primera columna de ataque, desalojar los altos de su derecha, donde la presencia española no es una amenaza, pero si un incordio. Para ello, despacha la brigada pesada del general Privé (coraceros y dragones) apoyada por los batallones suizos del general Schramm (antiguos regimientos al servicio de España, 2º Reding 6º Preux) que, tras repetidas cargas, desbaratan las unidades españoles allí desplegadas; la caballería francesa se repliega a su línea mientras a las lomas del Haza Wallona llegan los regimientos suizos de Reding 2 y Preux por un lado, y Reding 3 por el contrario, se reconocen y deciden confraternizar.
Dupont empeña lo mejor de su ejército sin conseguir nada a cambio, eran las 10 de la mañana y después de más de cinco horas de combate, el cansancio empieza a hacer mella entre los franceses. La caballería de Privé arrolla en el Haza Walona al Regimiento en línea de Jaén que pierde sus banderas y cae mortalmente herido su coronel D. Antonio Moya. Con su flanco limpio, Dupont lanza la columna del general Chabert (3 batallones de la 4ª Legión y un batallón suizo al servicio de Francia) que se estrella contra la poderosa línea española liderada por la batería central de cañones de a 12 libras. En su retirada son contraatacados por la caballería española (Regimientos de Farnesio y Borbón) liderados por un centenar de garrochistas andaluces. Dupont, que ve sus infantes retroceder ante el empuje de la caballería española, contraataca a su vez con la suya, recién llegada de la victoriosa carga al Haza.
Los jinetes de ambos ejércitos, mezclados y sin control, caen sobre la batería española de la derecha, pero son rechazados allí mismo por artilleros e infantes que despliegan cerca de ella. Acaba esta segunda fase con las tropas en las posiciones de partida.
Las constantes cargas que Dupont intenta para romper la línea defensiva que había desplegado el General Reding en algunos de sus puntos, resultan inútiles. El ejército español mantiene sus puestos a pesar de la falta de profundidad del despliegue realizado y del temor de que los franceses pudieran abrir hueco en sus líneas. Los infantes de la Reyna y de Ceuta obligan a los jinetes de Dupré a retirarse.
 3º Y 4º COMBATE: El Centro francés forma en columna de batalla mientras las caballerías realizan ataques y contraataques.
Transcurrido estos dos ataques, Reding ordena a Venegas moverse para ocupar las alturas del flanco izquierdo francés, para lo cual, éste mueve los dos batallones de Ordenes Militares apoyados por el escuadrón de Olivenza en dirección a los Zumacares. Sin embargo, en el ínterin han llegado al campo de batalla los dos batallones de la Guardia de París y los dos de la 3ª Legión, los cuales apoyados por la caballería francesa de Dupré, desbaratan el movimiento, poniendo en fuga a la infantería española. Con este flanco tranquilo, la 3ª Legión se desplaza hacia el centro para formar en el siguiente asalto a la batería central española
 Después de despejar de enemigos sus flancos, Dupont se concentra en el centro, forma los restos de la 4ª Legión y a la “fresca” 3ª Legión y se lanza de nuevo hacía la línea española. Sin embargo y, como ocurriera en la 2ª fase, el fuego español es demoledor y no tarda mucho en deshacer las columnas francesas. Para proteger esta nueva retirada, Dupont despacha a los restos de los cazadores de Dupré en su apoyo. En pleno ataque, el general francés cae muerto. La sed, el humo del monte bajo incendiado, los nervios que cunden entre las filas francesas tanto como el temor de la llegada de Castaños desesperan al enemigo. 
 
5º COMBATE: El “Canto del Cisne” de la última carga francesa. Dupont espada en mano se lanzó al ataque seguido de sus hombres.
Al mediodía del 19 de julio, Dupont intenta un último ataque a la desesperada comprometiendo lo mejor de su ejército, 400 Marinos de la Guardia, que había quedado en la retaguardia ante un posible avistamiento de la vanguardia de Castaños. El general Dupont fue herido, y sus soldados fracasaron de nuevo en su misión. El calor se había convertido en el auténtico protagonista, se superaban los 40 grados y ante el fracaso de este último intento, la tropa francesa se dispersa buscando agua para saciar la sed. De ahí, que la tradición popular diga que muchos de estos soldados se lanzaran a la Noria de la Huerta de Don Lázaro, único lugar próximo con agua, con la siguiente frase "Morir aquí y resucitar en París".
Por el contrario, el ejército español se encontraba abastecido con los recursos necesarios gracias al pueblo de Bailén. Una de las principales protagonistas sería nuestra heroína local María Bellido que se lanzó al campo de batalla para dar de beber a los soldados españoles, entre ellos el General Reding.
Dupont solicita a Reding una suspensión de armas y el libre paso de sus tropas a través de Bailén.
La división del Gral. Vedel llegó, procedente de la Carolina, (demasiado tarde) hacia las cuatro de la tarde. Cuando Vedel llega al escenario de batalla, Dupont ya se había rendido. Los españoles le enviaron emisarios para informarle de la capitulación de Dupont. Vedel no se lo podía creer y envió un edecán en busca de Dupont. Como este tardaba en volver, ordenó atacar a las tropas españolas de los cerros de El Ahorcado y al de San Cristóbal. Los infantes españoles que ocupaban San Cristóbal opusieron resistencia al  primer batallón de la Legión de Reserva y al Rgto. Suizo pero estos alcanzaron la cima. Los batallones del Rgto. de Ordenes militares que se habían recuperado de la acción de los Zumacares en las faldas de San Cristóbal contraatacaron recuperando el cerro. No ocurrió lo mismo en El Ahorcado. La tropa española confiada fue cogida por sorpresa inexplicablemente y se entregó en masa. Cuando Vedel recibió órdenes estrictas de Dupont instándole a entregarse cesó en su empeño. El desconcierto cundió  en  el  estado  mayor  de  la  división  Vedel.  Este  esperó  a  la  noche  para retirarse hacía Despeñaperros alegando que su división no estaba incluida en la capitulación. Cuando Castaños tuvo noticias de esta acción envió un emisario amenazando a Vedel con pasar a cuchillo a los prisioneros de Bailén y este no tuvo más remedio que volver y unir su destino al de Dupont. Todo un ejército francés, alrededor de 18.000 hombres fue baja al completo al quedar prisionero. Todo había terminado. Ahora tres largos días de discusión para concertar los términos de la “rendición” que desde luego no fue “sin condiciones” .
 Las bajas francesas totales se cifran en 17.150 prisioneros, 2200 muertos y 400  heridos. En cuanto a las españolas Castaños en su informe a la Junta Provincial de Sevilla, señala 243 muertos entre ellos 10 oficiales y 735 heridos.
El combate fue muy duro por el sofocante calor que hizo durante la batalla. Se combatía entre el polvo y el humo. El cansancio era agotador.
 LA CAPITULACIÓN
El 22 de julio se firmó la solemne capitulación en Andújar, la cual había sido redactada en la Casa de Postas del Camino Real, entre Andújar y Bailén. Las tropas francesas de la división de Dupont, 8242 hombres,  desfilaron sobre el campo de batalla delante del ejército español el 23, rindiendo sus armas, águilas y banderas, quedando prisioneros de guerra.  El 24 de julio se rinden las tropas del general Vedel, unos 10.000 hombres que también entregaron sus armas y artillería.

Las condiciones de rendición fueron suaves e incluían que las tropas francesas fueran repatriadas a Francia. Sin embargo, estas condiciones no fueron cumplidas nunca: aunque Dupont sus oficiales fueron liberados y trasladados a Francia, sus hombres fueron deportados a la desolada isla de Cabrera No más de la mitad seguían vivos al finalizar la guerra.




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