Se
ha cumplido el 8 de marzo de este año el 207 aniversario del fallecimiento de
nuestra heroína local María Bellido. Con este artículo desde la Asociación
Voluntarios de la Batalla de Bailén queremos tener un recuerdo hacia su figura
y no olvidar su gesta.
El
entusiasmo patriótico que inflamaba los ánimos de las gentes del pueblo llano y
el deseo de participar activamente en la lucha que se libraba a las puertas
mismas del casco urbano, hizo que todos los bailenenses formaran
un improvisado y rudimentario servicio de intendencia que prestó apoyo eficaz a
las armas de los combatientes. Y como el elemento más preciso era sin lugar a
dudas el agua; a
su obtención, depósito y transporte se dedicaron preferentemente los esfuerzos
de mujeres y muchachos.
La
intervención de estas valerosas mujeres, está plenamente documentada. Así
Antonio José Carrero en su libro publicado en 1815, escribía: (…) A tan oportuno auxilio concurrieron algunas heroicas mujeres, que
desentendiéndose de su sexo y de los riesgos, con barriles y cántaros andaban
por medio del ejército dando de beber a los soldados, que admiraban su valor y
patriotismo. Estando una de de estas mujeres dando de beber a un soldado, una
bala le quebró el cántaro y ella, llena de espíritu, volvió con otro para
continuar su importante obra. Compañera de ésta fue la que mitigó la sed al
General Reding, quien le trato con el mayor agrado, haciendo después llamarla y
tomar su nombre, ofreciendo premiarla Y aquí es donde surge la figura de María
Bellido.
La
tradición popular asegura que vivió al final de la popularísima Carrera -hoy
calle María Bellido- en una casa de apariencia humilde, frente a la actual
Glorieta de Nª Srª de Zocueca, donde en el I Centenario de la Batalla se le puso una
placa, aunque en los padrones de vecinos de los años
cercanos a 1808 no figuraba ninguna indicación al respecto.
María
Bellido nació en Porcuna (Jaén) el 28 de enero de 1755 en el seno de una
familia numerosa de trece hijos. Fue bautizada días más tarde, imponiéndosele
los nombres de María Inés Juliana. Su inscripción bautismal dice así:
(…)En la villa de Porcuna, en treinta días del
mes de enero de mil setecientos cincuenta y cinco, yo, Fray Diego Muñoz,
religioso del orden de Nuestro Padre San Francisco, y cura teniente de la
iglesia parroquial de dicha villa, bauticé y puse los santos óleos a una niña
que nació el día veintiocho del corriente, a la cual puse por nombre María,
Inés, Juliana, hija de Francisco Bellido y de Catalina Vallejo, su mujer. Fue
su madrina María de Bellido. (…)
A
los 27 años, el 14 de octubre de 1782, contrajo
matrimonio con un viudo, natural y vecino de Bailén, Luis Domingo Cobo, hijo de
otro Luis Domingo Cobo y Ana Manuela de la Muela. Aunque en el momento de
su matrimonio los bienes aportados fueron escasos, los protocolos notariales de
Bailén demuestran que se labraron una holgada posición económica, pues el
nombre del esposo de María Bellido aparece como comprador y vendedor de bienes
rústicos y urbanos en el término de Bailén. También consta que en 1803 María
Bellido vivía en la calle de las Eras, hoy calle Sebastián Elcano.
Cuando
al amanecer del 19 de julio de 1808 el pueblo de Bailén se ve sacudido por los
primeros movimientos de la batalla, María Luisa Bellido cuenta con 53 años de
edad, 26 de residencia en Bailén.
Teniendo
en cuenta donde tenía su vivienda y las posesiones rústicas que poseían, el
matrimonio hubo de verse implicado rápidamente en la eficaz ayuda que el pueblo
prestó. María Bellido, al igual que otras mujeres colaboró en la importante
tarea de suministrar agua a los soldados.
Aunque
no sabemos con certeza el momento exacto, parece ser que alrededor de las 6,30
y las 8,30 de la mañana de aquel 19 de julio –entre la tercera y cuarta fase de
la batalla- María Bellido acudió con su cántaro de agua al lugar en que se
encontraba el General Reding.
El
General permaneció durante casi toda la batalla en una era situada a la salida
del pueblo, en las pequeñas lomas que se extendían entre el Camino Real y el
Cerro Valentín, allí los soldados le habían construido un sombraje que lo
protegiese del sol y que estaba situado al lado de la batería de a 12 que
mandaba el teniente Antonio Vázquez. No sería muy de extrañar que este lugar
fuese propiedad de Domingo Cobo, marido de la heroína, pues había adquirido en
1805 una era, lindera con un pozo y dos fanegas de chaparral en el sitio de las
“Eras Altas”, a la salida de Bailén.
Allí
se dirigió María Bellido con un cántaro de agua que ofreció al general Reding.
En ese momento una bala enemiga rompió el cántaro y María Bellido pese a su ya
avanzada edad, no se inmutó. Recogió un tiesto en el que había quedado un poco
de agua y lo ofreció a Reding para que saciara su sed. El general gratamente
impresionado ordenó tomar el nombre de la heroína y ofreció premiar su acción. Tras
su actuación en la batalla, su figura se desvanece rápidamente. El tres de marzo de 1809 otorgó testamento, estando gravemente enferma de cuerpo. Manda que su cadáver sea
sepultado en la iglesia parroquial de la Encarnación ,
en la nave de en medio, con entierro mayor, ofrenda de trigo y oficio
correspondiente… Unos días después el 8 de marzo de 1809 falleció. Casi a
la vez fallece también su marido. Luis Domingo Cobo testa el 8 de abril de 1809
y debió fallecer unos días después. No son de extrañar estas muertes pues, según dio testimonio Antonio José Carrero, después de la batalla y por no haber sido
convenientemente enterrados los cadáveres,
se produjeron epidemias de las que fallecieron muchos.
Es curioso que
por una de esas coincidencias del destino, unos días después del fallecimiento
de María Bellido y su esposo se produjera el del General Reding en Tarragona,
protagonista, junto a nuestra heroína, de la memorable hazaña que ha quedado
reflejada en las líneas anteriores.
Todas estas
circunstancias motivaron, sin lugar a dudas, la marginación de María Bellido en
la documentación referente a la batalla, a la vez que privaron a la heroína de
las justas recompensas que habría obtenido de ser más larga su vida.
La ciudad de
Bailén siempre ha sido fiel al recuerdo de la heroína. El nombre de María
Bellido se ha proyectado sobre muy diversos aspectos de la vida y la historia
de la ciudad Bailén. Ciertamente sorprende que apenas si ha trascendido a las artes plásticas. La mayoría de los bailenenses han
creído ver representada a María Bellido en la estatua que corona la fuente,
recientemente remodelada, existente en el Paseo, aunque esta escultura de
mediados del siglo XIX a quien en realidad representa es a “La España Victoriosa ”.
En
agosto de 2001 se descubrió un monumento en honor de María Bellido en unos
jardines al principio de la
Avenida del Parador, obra del escultor Francisco Fernández
Ríos.
Mayor
ha sido su proyección en el plano literario, pues apareció en el libro que con
motivo de la visitas de Isabel II a Jaén en 1862 se le regaló a la soberana y
en donde los poetas más sobresalientes escribieron en romance los sucesos
históricos más notables que habían sucedido en la provincia. En este libro se
incluyó uno con el título “La Batalla de Bailén”, del que fue autor el diputado
provincial Francisco Rentero.
También
en 1908, el poeta local José Mª Martínez y Ramón, profesor en el Instituto de
Jaén y que perteneció al grupo formado en torno al cronista Alfredo Cazabán,
escribió un himno adaptado a la misma partitura del Himno de Bailén que decía
así:
(…)
Acudid nobles hijos del pueblo,
para honrar a la excelsa mujer,
que entre lluvia de balas sangrientas,
a la Patria sirvió de beber.(…)
Del
mismo autor es un poema titulado “A María Bellido” Entre las obras teatrales
destaca una revista escénica escrita por Ramiro Cotarro y con música de
Francisco Ibáñez, que fue estrenada en el Teatro Reding de Bailén el 19 de
agosto de 1893.
Mayor
importancia y trascendencia tuvo la obra Los
Piqueros de Bailén episodio nacional en tres actos en verso del poeta y
militar Federico de Mendizábal. Se estrenó por primera vez el sábado 19 de
julio de 1958 en Bailén al aire libre y dentro de los actos conmemorativos del
CL Aniversario de la Batalla. El
éxito fue rotundo y aquel año se representó en otras ciudades como Jaén,
Zaragoza, Ávila y en Talavera. Obra que no se ha vuelto a representar.
El
recuerdo de María Bellido se mantiene vivo en Bailén, pues muchos son los
lugares que llevan su nombre como por ejemplo, una calle,
Asociaciones o un centro educativo. También
un aceite que se comercializa con ese nombre y un vino.
Estando
la figura de nuestra heroína entre el mito y la realidad, ella sigue siendo hoy
el ejemplo más genuino y legendario de la aportación del pueblo de Bailén a la Batalla del 19 de julio de
1808.
Si
militares como Castaños, José de San Martín o Reding,
alcanzaron la gloria, es justo destacar el arrojo y valentía demostrado por el
pueblo andaluz, encarnado en la figura de Maria Bellido quien con
deprecio de su vida proporcionó agua en medio del combate a los sedientos
soldados, hecho recordado en el escudo de la cuidad con un cántaro perforado.
Bibliografía:
LÓPEZ PÉREZ, M. María Bellido: una mujer para una batalla. Mito y
verdad en la heroína de Bailén.
Actas de las IV Jornadas sobre la Batalla de Bailén y la España Contemporánea.
Abril 2003
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