La rendición de la escuadra francesa del almirante Rosily, en la rada de Cádiz, el 14 de junio de 1808, no destaca en los anales de nuestra historia como una acción de relevante importancia, quizás, porque no fue un enfrentamiento de dos fuerzas homogéneas en un gran campo de batalla donde apenas se causó bajas por ambos bandos. Pero sin embargo, resultó ser un episodio que marcó el comienzo de una cruzada que acabaría años después con los sueños imperialistas de Napoleón. La flota francesa del almirante Rosilly situada en la Bahía de Cádiz, aislada y sin posibilidad de retornar a Francia debido al bloqueo británico, se rinde a los españoles.
Cuatro días después de la batalla de Trafalgar del 21 de octubre de 1805, llegaba a Cádiz el Almirante francés Rosilly, marino de gran valía, que había sido mandado por Napoleón a España para sustituir a Villeneuve al mando de la escuadra combinada. Lamentablemente no pudo llegar a tiempo, ya que Villeneuve supo de su próxima sustitución y salió de Cádiz para enfrentarse con Nelson. Al llegar Rosilly se halló al frente de los restos de los 33 navíos que habían combatido. De la escuadra francesa tan sólo quedaron el Heros, de 80 cañones; los Algesiras, Pluton, Argonaute y Neptune, de 74 cañones; más las fragatas y bergantines, estos últimos posteriormente romperían el bloqueo británico a la ciudad y partirían a Francia, salvo la fragata de 40 cañones Cornelie, que permaneció con los navíos. El Algeciras, aunque tenía nombre de una ciudad española era totalmente francés, ya que conmemoraba una victoria franco española frente a los británicos en 1801 bajo las baterías de dicha ciudad andaluza.
Con fecha del día veintiuno de
febrero del año de 1808, el Emperador, que no olvidaba a su escuadra, ordenó se
avisará al almirante, de lo que se encargó su ministro de la guerra Mr. Decrés,
quien escribió entre otras cosas:
Procurad no manifestar inquietud, pero preparaos para cualquier evento sin afectación y tan sólo como obedeciendo órdenes que habéis recibido para partir. Colocad en medio al navío español bajo tiro de los franceses » Ante el peligro de que la aislada escuadra sucumbiera, Napoleón personalmente envió a Andalucía al general Dupont, al mando de un cuerpo de ejército compuesto por unos veinte mil hombres, con la concreta misión de romper toda resistencia y alcanzar el objetivo, que no era otro que recuperar la escuadra, para junto a ella y el ejército dominar la vasta región de Andalucía, pero como ya se demostró subestimaron a los españoles, siendo el primer aviso que el Emperador no entendió y al final sería causa importante de su total ruina, para él y el país que representaba.
La Batalla de la Poza de Santa Isabel fue
un combate naval ocurrido entre el 8 y el 14 de junio de 1808,
en la Bahía de Cádiz. En ella se enfrentaron la flota francesa del
almirante François Etienne de Rosily y las fuerzas navales españolas
comandadas por el almirante Juan Ruiz de Apodaca, apoyadas por la
artillería costera. El resultado fue una de las primeras victorias españolas en
la Guerra de la Independencia en la más destacada de las pocas
acciones navales de dicho conflicto.
D. Tomás Morla, que había sustituido al General Solano, envió una advertencia el 9 de junio a Rosilly, instándole a una rendición incondicional en el plazo de dos horas o de lo contrario: "...soltaré mis fuegos de bombas y balas rasas (que serán rojas si V.E. se obstina): atacará la escuadra española y las fuerzas sutiles...". Siendo rechazado por el almirante francés. Así pues se inició el ataque desde las baterías y por las fuerzas sutiles. Los franceses estaban bien situados y lograron rechazar el ataque, que durante cinco horas intentaron infructuosamente rendirlos. Aun así tuvieron daños en cascos y arboladuras, con unas bajas de 13 muertos y 51 heridos.
En total se entregaron 3.676 prisioneros,
tripulantes de 5 buenos navíos y una fragata de construcción reciente, armados
con no menos de 456 cañones, numerosas armas individuales, gran cantidad de
pólvora y municiones y cinco meses de provisiones. En el Museo Naval de Cádiz
se conserva la bandera insignia que arbolaba el almirante Rosilly en el navío
Hero. Apodaca se hizo cargo de los buques rendidos y puso como comandantes de
los mismos a los segundos de los buques españoles. Los buques franceses pasaron
a la Armada con sus nombres originales, lógicamente castellanizados.
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