Tras las primeras escaramuzas del “Rumblar”, la división francesa, de unos diez mil hombres, comienza a tomar posiciones tras La Cruz Blanca. El gral. Reding envía al Rgto. de Infantería de Línea “Jaén”, a una compañía de ingenieros y a un piquete de caballería de línea “España” al Haza Walona, lugar privilegiado desde donde los tiradores podían hostigar el avance francés como así fue. Comenzaba a alborear y la batalla ya había comenzado.
Con la llegada del grueso del Ejército francés, su general Dupont decide, mientras prepara una primera columna de ataque, desalojar los altos de su derecha, donde la presencia española no es una amenaza, pero si un incordio. Dupont incomodado con la posición de privilegio que los españoles habían adoptado envía en su encuentro a los Rgtos 2º y 6º de suizos y a la brigada Schramm. Los suizos reacios en su fuero interno a enfrentarse a los españoles, flaquean en su ataque y los infantes españoles los rechazan sin contemplaciones. Esta primera acción supone una inyección de aliento para los del “Jaén” de línea y desde el cerro vivaquearon al rey y a España. Se hicieron algunos prisioneros. Dupont enojado por lo sucedido ordena una carga devastadora a su caballería. Los dragones del general Privé del 1º y 2º provisional y unos 150 coraceros de la brigada Gobert, que habían quedado en Andújar en su día, se lanzan al ataque de la posición del Haza Walona. El choque resulta descomunal. Los infantes españoles son literalmente arrollados.
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