La artillería española del Rgto.
de Sevilla se había empleado
a fondo y desde
el centro de la línea iba desmontando a tiro limpio a las piezas francesas conforme iban llegando. Los franceses nunca tuvieron suficiente apoyo artillero. En su retirada los galos quedaron
desguarnecidos y la caballería
española del Farnesio y los lanceros de Jerez
y Utrera (los famosos garrochistas) salieron en su persecución. Podría haber sido un desastre para la infantería francesa de la Chavert, en plena
retirada,
pero
la
caballería
francesa
proveniente
del
Haza Walona
(provisionales de coraceros
y dragones de Privé) neutralizaron in extremis la ventaja española
llegando incluso hasta sus líneas. En esta acción los lanceros españoles prosiguieron su persecución adentrándose en las líneas francesas
sufriendo grandes bajas. Sólo volvió un tercio de su fuerza. Los jinetes
de ambos ejércitos, mezclados y sin control, caen sobre la batería española de
la derecha, pero son rechazados allí mismo por artilleros e infantes que
despliegan cerca de ella. Las constantes cargas que Dupont intenta para romper
la línea defensiva que había desplegado el General Reding en algunos de sus
puntos, resultan inútiles. El ejército español mantiene sus puestos a pesar de
la falta de profundidad del despliegue realizado y del temor de que los
franceses pudieran abrir hueco en sus líneas. Acaba esta segunda fase con las
tropas en las posiciones de partida.
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