Al mediodía del 19 de julio, Dupont intenta un último ataque a la
desesperada comprometiendo lo mejor de su ejército, 400 Marinos de
Al grito de ¡Viva el Emperador! se lanza hacia la línea española. En
esta ocasión la 3ª Legión de Reserva, que tan funesto papel había hecho apenas
una hora antes, intenta desquitarse y se comporta bravamente. Ellos mismos
rechazan a tiro limpio el
contraataque de la caballería española. La infantería francesa llegan a estar cerca de los españoles, pero de nuevo un nutrido
fuego cruzado y
las descargas de
metralla de las
piezas artilleras
frenan el ataque francés. El propio Dupont es herido en una cadera y se tambalea en su caballo.
Cunde de nuevo el desánimo
y lo que queda de la fuerza francesa se diluye al amparo
de los olivares dejando solos a los oficiales que intentan conservar
el orden. Mucho han escrito los franceses del épico comportamiento del batallón de marinos pero las investigaciones realizadas por D. Francisco Vela Santiago donde se estable la diferencia
entre
el
número de
marinos iniciales y
los hechos prisioneros hacen que se desvanezca esta
leyenda. Eran las doce y media del mediodía y a Dupont ya no le quedaban
reservas. Por si fuera poco se escuchan dos cañonazos por la zona del Rumblar,
era la división española
de reserva al mando de de la Peña. A la par se
acercaron efectivos de la división
de montaña del coronel Mourgeón. Todo había acabado.
El calor se había convertido en el auténtico protagonista, se
superaban los 40 grados y ante el fracaso de este último intento, la tropa
francesa se dispersa buscando agua para saciar la sed. De ahí, que la tradición
popular diga que muchos de estos soldados se lanzaran a
Por el contrario, el ejército español se encontraba abastecido con
los recursos necesarios gracias al pueblo de Bailén. Una de las principales
protagonistas sería nuestra heroína
local María Bellido que se lanzó al campo de batalla para dar de beber a
los soldados españoles, entre ellos el General Reding.
Dupont solicita a Reding una suspensión de armas y el libre paso
de sus tropas a través de Bailén. Cuando Vedel llega a las 5 de la tarde al
escenario de batalla, Dupont ya se había rendido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario