LA ACCIÓN DE
ARJONILLA. CAPITÁN JOSÉ DE SANMARTÍN
El día 23 de Junio de 1808 apenas a las
tres de la madrugada, el Cuerpo Volante del Coronel Mourgeon, que se componía
de unos dos mil hombres se puso en marcha para ocupar los puestos
avanzados de Arjonilla. No habían avanzado ni tres cuartos de legua (4
Km. aprox.) por el camino del arrecife, cuando el Capitán José de Sanmartín,
Comandante de la columna de Vanguardia, comunicó al Teniente Coronel Mourgeon que se habían encontrado con una
compañía enemiga de Dragones franceses, que al parecer estaban realizando una
misión de reconocimiento en territorio arjonillero.
San Martín solicitó a Mourgeon cuál era la
orden a efectuar. El Teniente Coronel Mourgeon, ordenó atacar al enemigo, a lo
que San Martín respondió con rapidez, pues el enemigo se había replegado. San
Martín corrió por la trocha, siguiendo el consejo de su guía, ya que si los
franceses continuaban la marcha por el camino del arrecife le atajarían, más
adelante. San Martín iba seguido de la Partida de Campomayor (unidad a pie) a
cuyo cargo se encontraba el Subteniente D. Cayetano Miranda, además de la
Caballería de Húsares de Olivenza y Borbón, que contaba con veintiún jinetes.
Las tropas españolas continuaron la persecución del enemigo a toda velocidad
hasta adentrarse en una Casa de Postas, situada en el paraje de Santa Cecilia.
Allí se encontraron a los Dragones franceses formados para la batalla,
esperando sin duda que los españoles no los atacarían. Para sorpresa de los
españoles, San Martín ordenó el ataque a sus hombres. Comenzó la refriega y en
el trasiego del combate, San Martín pudo perder la vida de no ser por el
soldado Juan de Dios, húsar de Olivencia que le salvó la vida. Le ofreció su
caballo y ayudó a San Martín a montarse sobre su cabalgadura, por lo que pudo
rearmarse de nuevo para la batalla. El ejército español continuó con el ataque
con una asombrosa rapidez y habilidad que desorganizó la formación francesa
haciéndolos huir con tal pánico que hasta arrojaban los morriones, dejándolos
atrás.
Los españoles al ver que el enemigo huía, corrieron tras ellos con el
propósito de alcanzarlos, pero San Martín escuchó que las cornetas del ejército
español tocaban la retirada, por lo que haciendo gala de su subordinación,
obedeció retirándose rápidamente. El Teniente Coronel Mourgeon ordenó la
retirada al ver que, a lo lejos, bajaban al campo de batalla una guardia
enemiga compuesta al menos por cien jinetes, por lo que ordenó al Teniente de
Caballería del Príncipe, Don Carlos Lanzarote, que con veinte caballos
sostuviera a la compañía de San Martín por el camino del Arrecife, mientras se
retiraban. A la vez, el propio Teniente Coronel Mourgeon se adelantó avanzando
por la derecha con el Escuadrón de Dragones de la Reyna, a cuyo mando se
encontraba su Capitán Don Joseph de Torres. El resto de la Columna del ejército
español, quedó al mando del Teniente Coronel y Comandante de la Compañía de Cazadores de Guardias
Walonas, Don Dionisio Bouligni, cuya misión fue tomar posición y proteger el
convoy que contenía el equipo y la munición.
FUENTE:
http://arjonillapatrimoniohistorico.blogspot.com/2017/09/la-escultura-al-general-san-martin-una.html
A)
LOS VISOS DE ANDÚJAR (15 DE JULIO)
El día 13
de Julio, el general en jefe rompió un vivo cañoneo desde sus posiciones,
demostrando una actitud amenazadora; Murgeon pasó el Guadalquivir por el puente
de Marmolejo para molestar a los franceses de Andújar por el flanco,
retirándose después al Peñascal de Morales.
El 15 de julio al amanecer se presenta Castaños, con la
3ª división y la de Reserva frente a los Visos de Andújar, que fueron ocupados
rápidamente, desalojando a las avanzadillas francesas. Estos dos pequeños
cerros constituían una posición dominante sobre Andújar, desplegándose en ellos
alguna tropa y abundante artillería, que contestó al fuego de la francesa de
forma eficaz y al tener más alcance la obligó a retirarse hacia la ciudad. La
presencia de Castaños, con fuerzas considerables, ante Andújar, da pie a pensar
al general Dupont y su estado mayor, que el ataque principal se producirá en
dicho lugar. Tras los primeros disparos de cañón, el general francés remite
carta al duque de Rovigo confirmándole tal hipótesis.
El parte de Dupont contiene varios interrogantes, que
son en cierto modo la clave de la batalla. Inicialmente expone que cree seguro
que el ataque principal se efectuará en Andújar, pero al mismo tiempo indica
que fuerzas bastante considerables, ya que habla de 3.000 y 6.000 hombres en
dos contingentes, hacen presagiar que una fuerza de entidad, superior a
división, se encuentra por la zona al sur de Bailén. ¿Por qué no llegó a tomar
en serio esa amenaza? ¿Por qué tras rechazar esos intentos de paso del
Guadalquivir, no mantuvo una vigilancia sobre la dirección de marcha de esas
fuerzas?
B) LA ACCIÓN DE VILLANUEVA (15 DE JULIO)
La 2ª división,
en cumplimiento de la misión asignada, había efectuado la marcha de flanco a
continuación de la 1º (Réding), tomando posiciones el día 14 de julio a la
altura de Villanueva, para atravesar el río Guadalquivir y efectuar, de forma
coordinada, con la 1ª, la acción envolvente sobre las posiciones francesas de
Andújar.
Pero tal
como vimos, el movimiento no había pasado desapercibido por Dupont, que aunque
considerando que la acción principal se dará en Andújar, destaca a la 4ª Legión
(brigada Chabert de la 1ª división del general Barbou) para que efectúe un
reconocimiento armado en la zona y evalúe los efectivos en presencia.
Coupigny
se encontraba en los altos de la actual Higuera de Arjona, denominada en aquella
época Higuereta (Yguereta en determinados planos), observando los movimientos
que realizaba el enemigo en la orilla norte del río, principalmente los
correspondientes a la división Vedel, y preparándose para actuar de forma
coordinada con Réding, cuando en la madrugada del día 15 recibe la información
de que el enemigo se encontraba atravesando el río por Villanueva (4ª Legión).
Los
imperiales, apoyados por un corto número de caballos, tenía la misión de efectuar un reconocimiento armado, consistente en conocer la fortaleza del
enemigo que se encontraba enfrente, obtenida la información, retrocederían,
antes de empeñarse en combate, aunque causando el máximo daño posible.
Coupigny
ordena al brigadier Grimarest, que con algunas tropas ligeras de infantería y
destacamentos de caballería, obligara a los franceses a rebasar de nuevo el
río. Los franceses firmemente asentados en las proximidades de la ermita,
reciben a los españoles con una descarga cerrada que les provoca sensibles
bajas y les hace retroceder. Desde las alturas comprueba la situación el
marqués de Coupigny, que sin pérdida de tiempo forma a los regimientos de
caballería Borbón y España, y acompañado de tres piezas de artillería se lanza
en apoyo de las maltrechas tropas de Grimarest. La 4ª Legión resiste y prepara
al mismo tiempo su repliegue . Las tropas españolas rebasan también el río
pisándole los talones, incluso toman algunos prisioneros y parte de los bagajes
y equipajes de la columna francesa. Tras la retirada enemiga, Coupigny vuelve a
sus posiciones iniciales, acolado a la izquierda de la división de Réding.
Desde La Higuereta, el general D. Antoine
Mallet (marqués de Coupigny) teniendo noticias de la ocupación de Villanueva
por dos batallones de infantería francesa que amenazaban
las
líneas
españolas,
se
lanzó con su división hacia Villanueva. En un
primer momento los batallones ligeros españoles fueron rechazados cerca de la ermita de Santa Ana
por la infantería francesa. El propio general español inició un segundo ataque
apoyado por el Rgto. Caballería de línea Borbón. Esta vez si que consiguieron la retirada francesa que a tenor de los
resultados llegó a ser más una desbandada que una retirada. Los franceses cruzaron el río Guadalquivir como pudieron
y algunos de
ellos murieron ahogados. Fueron
perseguidos por la caballería
española que finalmente regresó a su posición inicial
en Villanueva. No obstante
en estas acciones los franceses sufrieron alrededor de doscientas bajas. Coupigny
debía haber continuado hacia Bailén cumpliendo órdenes
pero la amenaza de la
división de refuerzo “Vedel”
circulando por aquella zona forzó
a
la
cautela
al general español.
Todo esto ocurría el día 15 de julio.
C)
EL
COMBATE DE MENGÍBAR (16 DE JULIO)
Ese mismo día 15, en Mengíbar,
Reding se ve sorprendido con
la aparición de la división Vedel que acudía inesperadamente en apoyo de Ligier-Belier. Con un gran sentido
estratégico no despliega
la totalidad de su división.
Vedel infravalora la fuerza española
y prosigue su camino
hacia Andújar cumpliendo órdenes de Dupont dejando algunas tropas a Ligier-Belier. Ese mismo día el gral. Castaños
observa estupefacto como
es la división
francesa de refuerzo la
que llega a Andújar en lugar de las 2 divisiones
españoles.
Apresurado por las órdenes provenientes de Arjonilla, Reding inicia el día
16 su marcha hacia Bailén pisándole los talones
a los franceses de Ligier-Belier que se retiraban esperando
la ayuda de la brigada Gobert proveniente de Bailén. En ese día se produjeron diversos
combates en el camino desde
Mengibar a Bailén. Los franceses ejecutaron una escalonada y ordenada retirada que obligó a la
división Reding, que ya había cruzado
el Guadalquivir, a librar sucesivos
combates desde posiciones poco aventajadas. Nueve mil españoles
contra tres mil franceses.
El calor ya comenzaba a ser sofocante a ambos lados
del río Guadiel.
En esta acción de Mengibar
hay que destacar la alocada carga de unidades de caballería española, concretamente los escuadrones de lanceros (garrochistas) los cazadores de
Olivenza y
los dragones de
Numancia que llevados
por el ímpetu de unos primeros momentos favorables se adentraron
demasiado en campo enemigo y fueron rechazados enérgicamente por la temida y desconocida hasta el momento
caballería pesada francesa,
los coraceros. Estos arrollaron a los jinetes
españoles que tuvieron que volver grupas a toda prisa.
Finalmente los coraceros ( 400 jinetes del 2º provisional de coraceros de la
brigada Gobert al mando del mayor
Christopher) fueron rechazados por la infantería española (las compañías de
granaderos del Rgto. de línea La Reina), sufriendo los franceses considerables
bajas.
En los combates
de Mengíbar encuentra
la muerte el capitán Cherif, de los lanceros
españoles. Se siguen produciendo
combates a lo largo de la mañana y los coraceros tuvieron que volver a emplearse
a fondo. En esta acción de Mengíbar fue herido de muerte el general francés
Gobert, pasando la brigada francesa al mando del gral. Dafour. Finalmente, ya cerca de Bailén, Reding decidió desistir y volver
hacia Mengíbar, y los franceses
llegaron a Bailén. Reding
comunica oficialmente a su superior que debido al intenso calor y agotamiento
de su división se repliega de nuevo a Mengíbar. Mucho se ha criticado a Reding el no haber seguido hasta Bailén pero lo cierto es que de haber sido así se hubiera encontrado en Bailén con su
división agotada frente al mismo enemigo y sorprendido en retaguardia por la
potente división Vedel que volvía de
Andújar. Hubiera sido el final. El caso es que por unos motivos u otros el
gral. Reding tomó la decisión acertada.
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