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3ª Fase (18 de junio al 14 de julio)
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La
apreciación que Dupont hizo del alcance de la sublevación española era tal que
el mismo día de su entrada en Córdoba solicitó al general Belliard que la
División Vedel bajase a reforzarle a Sevilla y que su tercera división del
general Frère se desplegase entre Córdoba y Granada, todo ello para hacer
frente a las fuertes tropas rebeldes que suponía enfrente suya.
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En efecto,
el general Castaños estaba organizando el Ejército de Andalucía desde el 9 de
junio a raíz de la derrota de Alcolea, convirtiendo los alrededores de Utrera
en un inmenso campo de instrucción. El día 26 de junio la Junta de Sevilla pasó
revista a las tropas. Castaños partió con su ejército en dirección a Córdoba y Écija
a los pocos días, avanzando despacio para completar la instrucción de sus
tropas. El día 11 de julio se reunió con las fuerzas del Reino de Granada en la
localidad de Porcuna, con lo que las tropas españolas sumaron unos 29.300
hombres y 28 piezas de artillería. En esa misma localidad se decidió el plan a
seguir.
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En líneas
generales el plan del general Castaños (conocido como el plan de Porcuna)
consistía en cruzar el rio Guadalquivir entre Mengíbar y Villanueva de la Reina
con la 1ª y 2ª divisiones al mando del mariscal de campo Reding y del marqués
de Coupigny respectivamente, reorganizar sus tropas en Bailén y avanzar hacia
Andújar para atacar al enemigo por la espalda. Mientras tanto, el propio
Castaños fijaría a Dupont en Andújar con su 3ª División al mando del general
Jones y la reserva del general Lapeña para hacer creer al francés que el ataque
principal vendría desde su frente. Era un plan muy arriesgado e imprudente,
pues se basaba en un conocimiento incierto del enemigo y exigía una marcha de
unos 40 kilómetros paralelo al flanco izquierdo del ejército francés. El 13 de
julio los españoles iniciaron los movimientos para llevar a cabo el plan.
En efecto; el general Castaños desconocía la
existencia de las dos divisiones francesas de refuerzo al general Dupont. La
División Vedel había salido de Toledo el 16 de junio hacia Andalucía,
recogiendo en su camino los destacamentos de los generales Bourcier, Roize y
Liger-Belair. El 26 de junio forzó el paso de Despeñaperros tras dos horas de
combate, y el 29 de junio entró en Bailén. Allí recibió la orden de hacer una expedición
de castigo hacia Jaén para la cual empleó la mitad de sus fuerzas.
Mientras tanto, el general Savary, alarmado por las
noticias que recibía de las fuerzas francesas en Andalucía, había decidido
reforzar las fuerzas de Dupont a pesar de las órdenes en contra del propio
Emperador. Como la 3ª División de Dupont había partido hacia Valencia a las
órdenes de Moncey, Savary envió a Dupont la División Gobert, 2ª de Moncey. Esta
división partió hacia Andalucía el 2 de julio y llegó el 13 a Guarromán con tan
solo 1.800 hombres después de haber dejado el resto en Manzanares y Santa Elena
para asegurar el desfiladero de Despeñaperros.
Jaén en guerra. Verano de 1808
Después
del saqueo del 20 y 21 de junio y retirados los franceses del general Basté
enviados por Dupont, el mariscal Vedel que acudía en ayuda de Dupont entrando
por Despeñaperros, envió al barón Cassagne con su brigada para recolectar
víveres.
Se acercaron a Jaén a las 11 de la mañana del día 1 de julio de 1808. Según fuentes, entre 1500 y 2000 franceses con 500 caballos pertrechados con un obús y dos cañones. La ciudad, según Vedel desierta, estaba defendida por Narciso Muñiz, coronel de los reales ejércitos y tesorero del Reino de Jaén donde 200 paisanos bajo su mando que acudieron de toda la provincia, sobre todo de los Villares capitaneados por Pedro del Alcalde "hombre de todo aprecio por su acertado manejo de la escopeta", y por el capitán Mariano Lendínez con un batallón de 600 hombres del Regimiento de Voluntarios de Antequera. Salieron a su encuentro, los paisanos dispuestos en las Huertas de Poyo y el cerro de Fuente Almodóvar, mientras los Voluntarios de Antequera se situaron en línea a lo largo de la Llana del Castillo.
Se acercaron a Jaén a las 11 de la mañana del día 1 de julio de 1808. Según fuentes, entre 1500 y 2000 franceses con 500 caballos pertrechados con un obús y dos cañones. La ciudad, según Vedel desierta, estaba defendida por Narciso Muñiz, coronel de los reales ejércitos y tesorero del Reino de Jaén donde 200 paisanos bajo su mando que acudieron de toda la provincia, sobre todo de los Villares capitaneados por Pedro del Alcalde "hombre de todo aprecio por su acertado manejo de la escopeta", y por el capitán Mariano Lendínez con un batallón de 600 hombres del Regimiento de Voluntarios de Antequera. Salieron a su encuentro, los paisanos dispuestos en las Huertas de Poyo y el cerro de Fuente Almodóvar, mientras los Voluntarios de Antequera se situaron en línea a lo largo de la Llana del Castillo.
Lucharon
según se cita hasta las 7 de la tarde. De Torredelcampo también acudió aquel
día otro batallón de 600 hombres del regimiento de voluntarios de Granada
mandados por los tenientes coroneles don Miguel de Aro y don Vicente Abelló
que después de batirse durante cuatro horas terminaron por retirarse de nuevo a
Torredelcampo. También se citan a 30 contrabandistas a caballo que defendieron
los molinos próximos a la Puerta de Martos donde se enfrentaron con una partida
de 80 franceses a caballo de los que mataron 12. Superiores en número, los
franceses entraron aquel día en la ciudad retirándose los paisanos. Haciéndose
fuertes, tomaron el castillo, y es de suponer, la torre de San Agustín que
formaba parte de la alcaldía de la ciudad..
Pasada la noche, al día siguiente, (se cita a las 8 de la mañana del 2 de julio) se reanudaron los combates. Desde Torredelampo y procedentes de Arjona, aquel día acudieron los refuerzos de dos escuadrones de caballería al mando del coronel don Juan Joaquín Romero y el comandante Marqués de Campoverde. Hicieron retroceder a los franceses hasta el arroyo de la Magdalena en las Huertas del Poyo donde éstos afincaron uno de sus cañones dificultando la acción de la caballería española, aunque inmovilizado gracias a la acción del fuego de los paisanos y el que les hacía desde San Lázaro, (cercano al actual parque de bomberos) el capitán de Voluntarios de Antequera, don Esteban de Robi. Para evitar ser cortado por el fuego de artillería francesa, Robi terminó por reunirse con su comandante, don Mariano Lendínez situado mas abajo en el cerro de los Lirios. Desde allí reunidos, junto a los paisanos, hicieron retroceder a los franceses. En esta acción se distinguieron, haciendo estragos entre la avanzada francesa, los tiradores de los Villares, entre ellos Pedro del Alcalde.
Pasada la noche, al día siguiente, (se cita a las 8 de la mañana del 2 de julio) se reanudaron los combates. Desde Torredelampo y procedentes de Arjona, aquel día acudieron los refuerzos de dos escuadrones de caballería al mando del coronel don Juan Joaquín Romero y el comandante Marqués de Campoverde. Hicieron retroceder a los franceses hasta el arroyo de la Magdalena en las Huertas del Poyo donde éstos afincaron uno de sus cañones dificultando la acción de la caballería española, aunque inmovilizado gracias a la acción del fuego de los paisanos y el que les hacía desde San Lázaro, (cercano al actual parque de bomberos) el capitán de Voluntarios de Antequera, don Esteban de Robi. Para evitar ser cortado por el fuego de artillería francesa, Robi terminó por reunirse con su comandante, don Mariano Lendínez situado mas abajo en el cerro de los Lirios. Desde allí reunidos, junto a los paisanos, hicieron retroceder a los franceses. En esta acción se distinguieron, haciendo estragos entre la avanzada francesa, los tiradores de los Villares, entre ellos Pedro del Alcalde.
A la tarde,
los escuadrones de caballería de regreso a Torredelcampo se encontraron con el
coronel suizo Nazario Reding y un batallón de infantería del regimiento de suizos
Reding nº 3, que también habían recibido la orden de marchar a Torredelcampo
desde Porcuna, para auxiliar a Jaén. Al día siguiente 3 de julio regresaron a
Jaén, ya en superioridad, las tropas atrincheradas en Torredelcampo. La
infantería, y con ella la del suizo Nazario Reding con su batallón, salieron a
las cuatro de la mañana por el camino de la sierra hacia Jaén llegando a las
6:15. Los dos escuadrones de caballería al mando del coronel Romero, con dos
cañones y una compañía de zapadores, fueron por separado por el camino de
rueda. Llegada la infantería por la sierra a la vista de los franceses, y
estando la caballería aun a una legua, acometió ésta el castillo,
previsiblemente junto a los voluntarios de Antequera y por sorpresa,
sin esperar ordenes del coronel Romero.
Tras recuperarlo, un soldado del regimiento suizo,
el sargento mayor don Antonio Kayser quedo allí con 100 suizos del batallón
mientras el tiroteo se prolongaba Entre las acciones del día 3, se cita la
toma del segundo cañón francés que debió apostarse en la loma del rollo, frente
a la Puerta Barrera, en cuyo lugar se cita la acción según la cual cayo el
vecino de Jaén capitán de voluntarios, don Eneas Flecher, abatido alevosamente
de un balazo por los franceses cuando valientemente se apoderó de él, según
unas fuentes auxiliado por cuatro voluntarios y otras por los húsares de
Granada.
Los franceses huyendo fueron perseguidos por la ciudad
peleando en sus calles. De los combates de estos días, cita Cazaban los
que tuvieron lugar entre los paisanos españoles fortificados en el Convento de
San Agustín, ya de por si quemado en el primer saqueo, y los franceses
fortificados tras ocupar el cuartel de la Torre de San
Agustín. Según el catastro del ME, la ochavada Torre de San Agustín
estaba frente a las casas que la Universidad de Priores tenia en
la colación de San Bartolomé, que se situaban colindantes entre
si y dando frente a la Administración de la Sal, la torre de san Agustín y la
calle Accesoria de San Agustín (actual calle Carmelo Palomino Kayser). La calle
de San Bartolomé en este tramo, llamada de la Administración de la Sal en la
cual estaría la Torre de San Agustín, haría referencia al tramo de la calle san
Bartolomé comprendido entre la calle Higueras e Isabel Méndez, antigua calle de
Villalobos. Desde esta posición tan sobreelevada los franceses dominaron aquel
sector de la ciudad y la parte del convento de San Agustín enfrentada a ellos
donde estaban los españoles, el templo, situado en el lateral del convento
junto a la plaza de San Agustín, y que a la postre fue la parte mas dañada. Por
estos motivos y el paso del tiempo terminaría siendo demolido el 1 de febrero
de 1923
Reconociendo
la gran pérdida que habían tenido, los franceses se retiraron a media noche
retrocediendo a Mengíbar. Los franceses muertos que se enterraron pasaron de
200 y en Mengíbar según los partes de los pueblos vecinos solo quedaron 700 de
los 1500 que invadieron Jaén. Entre las bajas francesas hubo un edecán de
Cassagne y varios oficiales. Entre los españoles 34 muertos y 30 heridos
Para premiar los servicios
de los que se distinguieron aquellos días, la Junta de Jaén decreto un escudo
de honor que obtuvieron varios vecinos de la ciudad
Al día siguiente 4 de julio
entraba en Jaén el suizo Teodoro Reding, mariscal de campo de la infantería
extranjera, gobernador de la plaza de Málaga y hermano del coronel Nazario
Reding. El dia 6 de julio partía para dar la batalla que días después le daría
fama y gloria, la batalla de Bailen. Don Antonio Kayser en 1812 llegó a ser
coronel del ejercito español sustituyendo con su nombre como regimiento Kayser
al de Reding. El fallecimiento de don Nazario Reding hizo que pasara a llamarse
su antiguo regimiento de suizos, del Reding nº3, al regimiento de suizos Kayser
nº 2.
El coronel Narciso Muñiz sobrevivió y solicito ser en septiembre de 1809 subinspector de las milicias honradas de los cuatro reinos de Andalucía.
No deja de ser notable la
coincidencia del nombre del suizo Kayser, vinculado con aquellos episodios, con
el nombre de una calle de Jaén en la actualidad cerca de la cual estuvo la
Torre de San Agustín, la antigua accesoria de San Agustín, hoy la actual
calle Carmelo Palomino Kayser.
ESCUDO DE HONOR AL VALOR Y LEALTAD JAÉN 1,2,3 JULIO 1808 |
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