Los bailenenses desde
poco después de la batalla había anhelado un monumento que sirviese para honrar
la memoria de todos aquellos héroes que derramaron su sangre en tan glorioso
hecho de armas. Así, se pedía en un folleto editado en Málaga en la imprenta de
Carreras e hijos y publicado el 14 de julio de 1809. Un monumento, decía el documento, digno de admiración y de respeto de
todas las naciones, a los héroes del 19 de julio. Así lo reclama también
Don Antonio José Carrero en su obra “Baylén.
Descripción de la batalla y auxilio que en ella dieron los vecinos”, que
fue publicada en 1815. En 1816, el Cabildo haciéndose eco de la propuesta del
señor Carrero y del sentir del vecindario acuerda elevar en el campo de batalla
una “pirámide” o monumento que por falta de fondos no llegó a materializarse.
Sin desfallecer en el intento, el Cabildo municipal de 1920, presenta un
proyecto a las Cortes de la nación para la realización de un monumento a la
batalla. Dicho proyecto fue remitido al Gobierno y allí “durmió el sueño de los
justos".
Es en 1850 cuando se pone en marcha una
“Comisión de indagación sobre la Campaña de Andalucía y la batalla de Bailén”.
La orden fue firmada por la reina Isabel II y como presidente se nombró al General Castaños, quien por su avanzada
edad, delegó en su vicepresidente Don
Antonio Remón Zarco del Valle, General de Ingenieros, quien se dirige por
escrito al alcalde de la ciudad don Federico
Arias Pardiñas, ofreciéndose para interceder ante el Gobierno de la Nación
en favor de las necesidades que tuviese nuestra ciudad. El alcalde, el 29 de
junio de ese año le informa de la necesidad que tenía nuestra villa de un mejor
abastecimiento de aguas públicas, así como el interés del vecindario de contar
con un monumento que recuerde su célebre batalla.
Días después, el once
de julio, el Consejo de Ministros acuerda elevar a la Soberana para su firma un
decreto donde se mandaba presentar a las Cortes la propuesta de un monumento y
ordenando las obras necesarias para la conducción de aguas potables a Bailén, costeadas por el
Ministerio de Obras Públicas. Dicho proyecto se firma el 19 de julio, aunque
las obras de la construcción de la fuente y su abrevadero para caballerías no
comenzarían hasta 1852. Se adecúan los terrenos, se realizan sondeos, se excavan
pozos y se construyen galerías y demás conducciones, así como el alzado de la
fuente y pedestal según el proyecto que dirigen los ingenieros Don Ramón del
Pino y Don Antonio Revenga. Las obras concluyen en noviembre del mismo año,
según la Memoria presentada por el ingeniero señor Revenga en la revista de
Obras Públicas de 1853.
También hubo que modificar la plaza para que se emplazase la fuente. Por este motivo es el propio General Castaños quien envía carta al señor Duque de Osuna, don Mariano Téllez-Girón el 10 de agosto solicitándole deje expedita la plaza para la ejecución de la obra. Se le pedía al señor Duque que cediera parte de la casa que poseía como posada en dicha plaza. En definitiva, debía demoler su porche.
El administrador del
Duque en Bailén don Carlos Passuti, el 17 de octubre de 1852, envía cartas al
apoderado general de la Casa Ducal, don Pedro Herrero, para que informe al
Duque, que se encontraba en su castillo de Beauring (Bélgica). El Duque
comisiona a su administrador general para que concertase con el ministro de Fomento don Mariano Miguel de Reynoso los
medios de hacer efectivos los deseos del Gobierno. Al final, según el
informe de don Antonio Revenga, el Duque accedió y se gastaron en la
remodelación de la Plaza 13540 reales por el ensanche que se le dio.
Hasta
ahora sólo hemos contado con estudios de la construcción de la fuente, pero no
ha habido una información detallada de tan singular estatua, no hemos dispuesto
de un compendio divulgador que ayude a que el visitante de nuestra ciudad o el
curioso investigador de nuestra historia obtenga una visión completa del
significado de la estatua que preside la plaza. Han sido muy interesantes los
trabajos sobre la construcción de la fuente y del intento de realizar un
monumento que recordarse la singular y heroica gesta de nuestra batalla como el
recientemente publicado en la revista
Locvber (vol. I 2017: 97-111) sobre Los
monumentos a la Batalla de Bailén en la prensa española en el siglo XIX. Entre
lo local y lo nacional escrito por D. Rafael Domínguez Rodríguez o el del
anterior cronista D. Juan Soriano El
Monumento a la Batalla de Bailén en el programa de Fiestas de 2007 en donde
hacen referencia a la Estatua.
En este trabajo,
apoyándome en el legajo (2-28-4) que
se encuentra en el Archivo- Biblioteca de la Real Academia de Bellas Artes de
San Fernando con el título: Bailén. Se
aprueban las modificaciones propuestas por D. Sabino de Medina para la estatua
que debe colocarse en la fuente monumental, intento ofrecer un estudio
amplio y completo, hecho con profundo cariño hacia nuestra historia y que sirva
para fomentar aún más el conocimiento de ella y evitar confusiones y
desconocimiento por parte de muchos bailenenses.
Con fecha 8 de
noviembre de 1852 se publica en La Gaceta
de Madrid la Real Orden de 27 de octubre para convocar un Certamen público,
al objeto de ejecutar la estatua que debe
colocarse sobre el pedestal de la fuente que se está construyendo en la ciudad
de Baylén. Según la Orden, el monumento debía consistir en colocar una alegoría en un espacio cuadrado
de dos pies de lado, que estará a veinte pies de altura sobre el terreno, la
cual represente la España victoriosa, señalando en el escudo de armas de Baylén
un nuevo blasón, que será un ánfora, indicando el agua que llevó. Se
encarga a la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando para que lo elabore.
Dicho concurso se dotó con un premio de dos mil reales y la ejecución de la
obra. Debía estar terminada en dos meses desde la publicación de la orden.
Sigue diciendo que lleva sobre la cabeza una diadema señal de imperio y majestad y en su centro, el signo de un conejo, el más indispensable como demuestran todas las medallas romanas que simbolizan esta nación. Sobre la diadema tiene el lucero Hespero, astro que dio el nombre griego a nuestra nación, por su situación al occidente del mundo entonces conocido. En su mano izquierda tiene asido el escudo y apoyado en la tierra en señal de victoria. En el centro del escudo está grabada la victoria que representa que allí donde España dirige sus armas, sale victoriosa.
También explicaba el
autor que a su lado iría un león en reposo como atributo de magnanimidad,
fuerza y poder, teniendo a sus pies el trofeo del ejército vencido en Baylén.
Todo esto fue lo que expuso en su explicación el escultor a los miembros de la
Academia que tenían que estudiar los proyectos.
El 30 de enero de 1853
el escultor que presentaba el proyecto “Oportuno Auxilio”, Gabriel Astorga,
cuyo taller y casa se encontraban en la calle Santa Ana nº 48 de Sevilla, exponía su memoria acerca de lo que
significaba su obra. Quería recordar con su monumento el motivo que le dio
origen. También resaltaba que la España de aquella época carecía de ejército regular organizado, pero a la vez la unión, la
libertad e independencia se armó en masa, siendo cada pueblo un pelotón del
gran ejército que la nación formaba, y cada español un centinela siempre
vigilante del enemigo.
El autor, alumno aventajado de Valeriano Salvatierra y de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, obtuvo la pensión para Roma en 1832 durante cuatro años, tras ganar el primer premio de clase primera de la Real Academia con el relieve Un episodio de la vida del rey niño Alfonso, cuando ya era ayudante de restauración de escultura del Real Museo. De vuelta en Madrid en 1838, fue nombrado académico de mérito por la escultura de la Real Academia de San Fernando. Posteriormente, fue reconvertido en académico de número, y se dedicó de lleno a esta corporación a lo largo de su vida. En 1841 el Regente del Reino, Espartero, le quiso conceder el cargo de Director de la Escultura de la Academia, pero con la mayoría de edad de Isabel II, las órdenes del Regente quedaron sin efecto y no llegó a ocupar el cargo. En 1849 fue nombrado director de modelado y composición, tras haber logrado que en 1844 la Reina lo nombrase escultor de cámara honorario[1]. Su imagen es conocida a través de un excelente busto de mármol tallado en 1878 por el italiano Carlo Nicoli que se guarda en el Museo de la Real Academia de San Fernando[2].
El 30 de julio de 1853 se reúne la sección de escultura bajo la presidencia del Excmo. Señor Duque de Rivas para evacuar el informe sobre el boceto y la propuesta de precio hecha por el escultor premiado. Consideran admisibles todas las modificaciones que propone el autor el 12 de abril. Se suprime el león que en un principio iba a colocar junto a la estatua y se le sustituye por una bordadura de castillos y leones en la orilla del manto, y que no se altere el pago de ciento veinte mil reales de vellón a que asciende el presupuesto aprobado.
El diez de agosto se le
da traslado al señor Ministro de Fomento de la propuesta de precio hecha por el
escultor para ejecutar la obra con las modificaciones al boceto presentado.
Este era el último trámite para que D. Sabino realizase la escultura que debía
colocarse en la fuente de nuestra ciudad, que ya se encontraba construida desde
finales de 1852. Pasan los años y la estatua no llegaba a Bailén por lo que el
Ayuntamiento, según se recoge en el acta capitular de 10 de julio de 1858 acordó que conociendo
que la escultura estaba terminada, elevaba una petición al Excmo. Señor
Ministro de Gobernación y Obras Públicas, a fin de que se trasladase la estatua
para ver cumplidos los deseos del Gobierno de S.M. y de este vecindario. El
seis de febrero de 1859 la Real Academia da su aprobación a la estatua
realizada por el escultor, aunque, la comisión aconseja al director General de
Obras Públicas que, ante la fragilidad y delicadeza de la misma ya que estaba
realizada en mármol de Macael, no se traslade a Bailén y se conserve en un paraje más seguro en la
corte, estando menos expuesta a perecer
mutilada por manos ignorantes y destructoras y en su lugar propone colocar otra igual de hierro fundido.[1]
[1] Memoria de Obras Públicas en España en los años 1859-1860. Dirección General del Ramo. Madrid Imprenta nacional 1861.
[1] Legajo 2-28-4. Bailén. Fuente Monumental. Archivo Biblioteca la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. 1852-1853, 1859
[1] Azcue, L. en: El siglo XIX en el Prado, Museo Nacional del Prado, 2007, p.480.
[2] Azcue,L en: La Escultura en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Catálogo y Estudio, Madrid, 1994, pág. 437. https://www.academiacolecciones.com/esculturas/inventario.php?id=E-074
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